Un día, de pronto, te preguntas qué estás
haciendo. Mejor dicho, para quién hablas. Porque sabes perfectamente que estás
haciendo lo que te gusta hacer y lo haces honestamente. Tú tienes tus opiniones
y tratas de compartirlas con otros, exactamente como hacen ellos compartiendo
las suyas contigo.
Luego cuál es el problema.
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