Esta vez no era en tranvía, sino en tren. La razón es que iba más lejos,
 tan lejos como fuera posible. Miró por la ventanilla y dejó que el 
paisaje se deslizara frente a sus ojos, desapareciendo en un segundo. 
Había necesitado más tiempo para tomar la decisión de irse. Era 
agradable aquella sensación de libertad. Luego continuo leyendo.
  
 
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