Agatón decía
sobre el pasado: que ni siquiera Dios puede cambiarlo. Y el poeta Rimbaud
escribió sobre el futuro: A l'aurore, armés d'une ardente patience, nous
entrerons aux splendides villes. (Al amanecer, armados de una ardiente
paciencia entraremos en las espléndidas ciudades.) Y añadía el Maesto Neruda:
debo decir a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores, a los poetas,
que el entero porvenir fue expresado en esa frase de Rimbaud: solo con una
ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y
dignidad a todos los hombres. Así la poesía no habrá cantado en vano.
Sólo puedo decir que yo sigo creyendo en el ser humano y que el mundo es maravilloso. Y sé que habrá alguien algún día que se levantara libre.
JF Sanchez Cañizares
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